miércoles, 14 de julio de 2010

Can !



CAN
. En origen unas siglas tan simples como Communism, Anarchism, Nihilism y más, propias de otro asociacionismo, dieron nombre a una banda que representa mejor que ninguna otra el movimento kraut rock, al menos en esa dimensión en la que no abandona el rock. Formada en Colonia en 1968, y con diversas formaciones a lo largo del tiempo, su cerebro estaba compuesto por Holger Czukay y Irmin Schmidt, alumnos de Kart-Heinz Stockhausen, lo cual les convertía en aventajados entre la vanguardia musical europea.

CAN destacó por sus increíbles improvisaciones, y como nadie fueron capaces de evolucionar la psicodelia, el jazz y el avant garde fusionándolos en un todo único y por supuesto se convirtieron en parte fundamental para comprender muchas de las evoluciones posteriores en la música, como el punk, la new wave y la música electrónica. Pero había algo en lo que CAN superaba a todos sus contemporáneos: la percusión de Karoli Liebezeit, el más joven del grupo, que había sido alumno del propio Schmidt y era quien imprimía esa influencia más directa de la Velvet Underground, aportando además a la rítmica una de las esencias más características de la banda: la batería sonaba como una máquina en una cadena de montaje, una guitarra áspera y ácida y un bajo que se dio en llamar prototecno. Todo ello daba como resultado una música bastante inédita en la que la etiqueta de ’progresivo’ ya no tenía cabida, no había progresión, era una repetición continua como el ruido de una máquina, pero totalmente cargada del ritmo y los cambios del funk. Su primer trabajo, Monster Movie (1969), es oficialmente el primer álbum de krautrock de la historia y hoy en día una pieza bastante difícil de encontrar.

Con la sustitución de su vocalista Malcolm Mooney por el japonés Damo Suzuki, CAN alcanzó su cumbre en Tago Mago (1971). Lo exótico de un cantante asiático y sobre todo lo espectacular y salvaje de sus performances en el escenario conviertieron a CAN en una banda única en el mundo. En este disco la percusión de Liebezeit se vuelve más compleja, alcanzando niveles difícilmente superados en la historia del rock, aunque ese no deja de ser un elemento más de los que se tiene en cuenta para considerar a este álbum como una de las indiscutibles obras maestras de la música moderna.

Su posterior carrera fue muy irregular y en clara decadencia. Sus siguientes obras disminuyeron el grado de experimentación, sustituyendo la rítmica por los sonidos atmosféricos como esencia de su sonido y, posteriormente, tras el abandono de Suzuki, por el rock más convencional, llegando a incorporar en sus filas a miembros de los aburridísimos Traffic ( Rosko Gee y el percusionista Reebop Kwaku Baah ) e incluso a David Gilmour ( Pink Floyd ) en uno de sus discos.


Monster Movie (1969)

Father Cannot Yell (7:06)
Mary, Mary So Contrary (6:22)
Outside My Door (4:11)
Yoo Doo Right (20:27)


Soundtracks (1970)

Deadlock (3:25)
Tango Whiskyman (4:02)
Deadlock (1:40)
"Don't turn the Light on, leave me alone" (3:42)
Soul Desert (3:46)
Mother Sky (14:30)
She brings the Rain (4:04)


Tago Mago (1971)


Paper House (7:28)
Mushroom (4:03)
Oh Yeah (7:23)
Halleluhwah (18:32)
Aumgn (17:37)
Peking O (11:37)
Bring Me Coffee or Tea (6:47)


Future Days (1973)


Future Days (9:30)
Spray (8:29)
Moonshake (3:04)
Bel Air (19:52)

Amon Düül II !



Esta banda surge en una comuna de muniquesa del mismo nombre, donde las artes estaban al servicio de la política de extrema izquierda. Entre sus muchos canales de expresión surge una banda, Amon Düül (luego conocidos como Amon Düül I) en los que la música era una consecuencia creativa de la ideología política y las drogas. Sin tener muy claro el concepto de banda ni la identidad de sus miembros llegaron a publicar cinco álbumes entre 1969 y 1972, y uno posterior en 1983, aunque habitualmente se cree que todos ellos son sesiones grabadas en 1969 que se fueron editando posteriormente. Su formato era abiertamente de folk sicodélico por cuanto apenas se les considera como una banda Kosmische excepto por un álbum, el aclamado “Paradieswärts Düül” publicado en 1970. Como en todas sus obras usaban instrumentos acústicos para hacer sus raras estructuras, pero en esta ocasión con especial hincapié en la melodía evolutiva e hipnótica, quizás influenciados por los primeros trabajos de CAN en su Inner Space.

A finales de los 60 las tendencias más radicales se hacen con el control de la comuna Amon Düül y en 1970 crean Fracción del Ejército Rojo (o casi más conocidos como Banda de Baader-Meinhof), mientras que los miembros más interesados por la música y contrarios a la violencia abandonan la comuna, y forman una nueva banda: Amon Düül II.

Chris Karrer, Peter Leopold, Falk Rogner, John Weinzierl y Renate Knaup son los miembros de Amon Düül II, que desde 1969 llega hasta la actualidad con un solo un interludio de silencio en la década de los 80, y convirtiéndose desde sus inicios en uno de los bandas de referencia de la nueva música Kosmische. Siempre innovadores e inclasificables, su música lo abarca todo, desde sencillas instrumentaciones acústicas a las más complejas interpretaciones de las teorías de Stockhausen, todo es posible. Pero de la treintena de álbumes que nos traen hasta su última producción en 2009 (“Life in Finnland”), quedémonos con sus dos primeras publicaciones.



Ya en 1969 Amon Düül II publican su polémico debut “Phallus Dei” (Repertoire, 1969), considerado como uno de los principales álbumes de kraut, una de esas obras fundacionales de un movimiento renovador, con un repertorio innovador y oscuro, de ritmos hipnóticos y complejas melodías de estética orientalizante en ‘Kanaan’, la saturación de cambios y efectos en ‘Dem Guten, Schönen, Wahren’, la apabullante complejidad rítmica extrema de ‘Luzifers Ghilom’, hasta llegar al mastodóntico Falo de Dios, agobiante y contundente, rápido e inabarcable. Toda una experiencia, solo rota por la extraña ‘Henriette Krotenschwanz’, una mezcla entre marcha militar e himno popular de una alegría y una esperanza desconcertantes.

Y al año siguiente llega el apabullante “Yeti” (Liberty/Repertoire, 1970), su gran obra maestra, contundente y estremecedor como la guadaña de su portada (y no menos la señora, ¿o señor?, que la porta). “Yeti” es denso y enérgico, con capas y capas de energía oscura. Es complejo en la forma y en el fondo, la cumbre de su discurso teórico, e insuperable en lo formal, a pesar de ser 100% artesanal. Es una obra que no siempre aparece en esas recurrentes listas de los mejores álbumes de la historia, pero que desde la primera toma de contacto cobra una dimensión superior, el espectador alucinado toma consciencia de estar ante algo grande, muy grande…



Editado en su formato original como un doble vinilo, ambos funcionan como dos partes diferenciadas, la primera con composiciones y la segunda con improvisaciones. La suite inicial ‘Soap Shop Rock’ en sus cuatro partes repasa en 13 minutos todos los estados de animo posibles sin un solo pasaje para el relajo. Efectos de guitarra, bajo y batería, con juegos de voces, sin más, nunca dieron resultados tan sublimes. Como hemos dicho, ese era uno de sus puntos fuertes, la artesanía de su trabajo, no había trampas, simplemente intentar trasladar a un vinilo lo que hacían en directo. Pero es quizás la segunda cara de la obra la que ofrece más matices, repartidos en cinco cortes de duración más convencional, desde la inicial ‘Archangels Thunderbird’ (quizás el tema más sobresaliente del álbum, o al menos el más popular) con unos riffs de guitarra mucho más reconocibles para el público; o los ejercicios de sicodelia oriental de ‘Cerberus’ que adelantaban muy de largo a todos sus colegas británicos y estadounidenses, conjuntando lo eléctico y lo acústico, diversas percusiones manuales, un sitar que pocas veces ha sido tan aprovechado en el mundo occidental; la sencillez y contundencia de ‘The Return of Ruebezahl’ o las tormentas de feedback y saturación de ‘Eye-Shaking King’ haciendo toda una demostración de fuerza y dominio de las posibilidades de los efectos de las guitarras, para volver al desasosiego inicial con ‘Pale Galery’ que pone fin a esta primera parte con la sensación de que un enorme peligro se acerca.

Y ese no debería ser otro que el ‘Yeti’, que ocupa por completo la tercera cara, el comienzo de las improvisaciones con desvaríos de escalas, distorsión y voces guturales que dan paso a la locura con base free-jazz, y atuendo sicodélico para tras 18 minutos volver a comenzar en la última cara con ‘Yeti talks to Yogi’, que da paso a la única de las improvisaciones en formato acústico ‘Sandoz in the Rain’, que nos relaja después de la tormenta, pero de un modo que nunca llega al sosiego absoluto. Una segunda parte con tres piezas para escuchar de tirón y dejarse llevar por la sugestión que provocan, quien disponga de 38 minutos para cerrar los ojos, QUE LO HAGA!

Sus siguientes trabajos siguieron las mismas pautas, con la obsesión de no repetirse jamás, y casi siempre lo han conseguido hasta nuestros días, en ocasiones más cercanos al rock progresivo, otras volviendo a la pura sicodelia, o al folk, y otras poniendo adornos contundentes al free-jazz, pero en su vasta e hiperactiva carrera nunca con el resultado del insuperable “Yeti”, que ya es mucho.




Kanaan – 4:02

Dem Guten, Schönen, Wahren – 6:12
Luzifer's Ghilom – 8:34
Henriette Krötenschwanz – 2:03
Phallus Dei – 20:48


Yeti (1970)

Soap Shop Rock:
a) Burning Sister (3:41)
b) Halluzination Guillotine (3:05)
c) Gulp A Sonata (0:45)
d) Flesh-Coloured Anti-Aircraft Alarm (5:53)
2. She Came through the Chimney (3:56)
3. Archangels Thunderbird (3:30)
4. Cerberus (4:18)
5. The Return of Ruebezahl (1:35)
6. Eye-Shaking King (6:37)
7. Pale Gallery (2:11)
8. Yeti (Improvisation) (18:00)
9. Yeti Talks to Yogi (Improvisation) (6:06)
10. Sandoz in the Rain (Improvisation) (8:55)